Ácido, lacónico, Mariano Gistaín: “Quizá haya que asociarse, subarrendar indefinidamente todo, hasta que no quede nadie en la fila. El derecho a la huelga ya se ha disipado porque ya no hay a dónde agarrarse. Excepto pervivencias, excrecencias, etc. El capitalismo se va dando la vuelta a si mismo, como un forro polar en pleno deshielo, y nada tiene sentido en el mundo laboral, que es el el único mundo que se ha quedado después de los sucesivos derrumbamientos. Pero entonces, con el baremo de los ochocientos euros nadie está tranquilo porque el entorno es tétrico habitual. Nadie se cree que por un litro de gasolina le echen un litro de gasolina. Estamos en el mundo del 3% yendo bien. Y el deterioro de la vida en las empresas, el hacinamiento humano, la forzosa inmediatez. Y yendo bien. Y dando gracias, etc.” Huelgas.