Se lee lo que se puede es una interesante confesión del poeta Enrique Baltanás, que enumera quejosamente sus muchas (a él le parecen pocas, claro, siempre son pocas) lecturas, donde el lector encontrará divertimento (por la propia lectura del texto) y, con probabilidad, nombres y títulos con los que querrá hacerse: “En cambio, a libros de más enjundia filosófica he tenido que renunciar. Por las noches, en el breve paréntesis que va del encamarse al dormirse, y que en mi caso suele ser realmente muy breve, no porque tenga la conciencia muy tranquila, sino porque madrugo mucho, leo algo entretenido, no una novela, que me induciría tal vez al trasnoche y al desvelamiento, sino, por ejemplo, ahora, los Cuentos de Emilia Pardo Bazán, una sorpresa muy, pero que muy agradable. Y eso que tienen más del siglo.”