Juan José Millás: “A propósito del Nobel de Literatura, Orhan Pamuk, habrán observado ustedes que los medios no dejan de destacar su condición de turco. Todos los titulares referidos a él comienzan diciendo: «El escritor turco?» No sé si cuando lo gana un norteamericano o un portugués se insiste tanto en su origen, creo que no, de otro modo no me habría llamado la atención. Quiero decir que después de leer la noticia en distintos periódicos y escucharla en distintas emisoras de radio y televisión, me fui a la cama con la impresión de que le habían dado el premio por turco más que por escritor. Si alguien no lo remedia, acabaremos pensando que el verdadero mérito de este hombre es ser de allí. Y no digo que no sea de allí, pero lo importante es su condición de escritor. A ver si nos aclaramos. Además, el primer deber de un escritor turco es dejar de ser turco, como la primera obligación de un poeta búlgaro es dejar de ser búlgaro, y así sucesivamente. No es fácil, de acuerdo. Si a alguno le resultara imposible, le permitiríamos que fuera búlgaro, pero sólo un poco, y a la manera de Cernuda, que era un español sin ganas, un español cansado. Resulta tan absurdo ser turco con ganas como camerunés con ganas o conquense con ganas. No sé si me explico.” A trabajar.
2006-10-18 11:51
De acuerdo con la primera parte: se incide más en su condición de turco que en su posible calidad literaria (que desconozco), y parece que el premio se lo hayan dado por razones étnico-políticas. Nada nuevo en el Nobel de Literatura, por otra parte, como su historia prueba.
El resto del artículo, sobre la “obligación” de dejar de ser turco, armenio o de Guadalajara como paso ineludible para ser escritor, me parece una chorrada mayúscula pensada para rellenar líneas sin saber con qué. ¡Como si la idiosincrasia nacional, derivada de una cultura y educación adquiridas, se pudiera desligar de la forma de escribir de una persona o de los temas que pueda tratar en sus obras, sean narrativas, poéticas o de cualquier otro género!
Saludos.
2006-10-18 12:04
Lo que hay que hacer es escribir bien. Los libros de Mafuz (no sé si se escribe así) son profundamente locales y nada impide el goce de su lectura en cualquier otra cultura; o la Odisea, o las novelas de Holmes. Se trata, insisto, de escribir bien, nada más.