Jaime nos cuenta su pasado como candidato a las elecciones catalanas, experiencia que ha recordado a raíz del comienzo —lagarto, lagarto— de la campaña por la Generalidad catalana: “La desvergonzada campaña de desprestigio emprendida por mis adversarios políticos acabó de forma taimada e injusta con las ilusiones (quizás un tanto ingenuas, fruto de esa juventud que quiere cambiar el mundo) de cobrar un sueldazo a cambio de rascarme los huevos.
En los periódicos salieron publicadas un montón de mentiras acerca de mis intereses e ideales. Todo porque me tendieron una trampa. Una chorrada, en el fondo. Sacaron de contexto una frase mía: “Sólo quiero ser diputado para ver qué se siente al cobrar una pasta por rascarse los huevos”. Hablaba en sentido figurado. No iba a pasarme TODA la jornada laboral (mis dos o tres horas diarias, de martes a miércoles) rascándome las partes. Se me IRRITARÍAN.
Hay gente que no entiende los sutiles recursos estilísticos que ofrece el lenguaje.” En campaña.