Diego Manso: “Todas las historias parecen tener una constante que enhebra los acontecimientos más diversos. Algo mucho más profundo que el azar de las repeticiones. Se dirá que el psicoanálisis ya ha hecho suficiente pasto de este motivo en su empeño utópico por cambiar conductas para erradicar las razones de la angustia. Al fin de cuentas, siempre vendrán otras nuevas. La historia del tango no escapa de esta generalidad. Durante más de un siglo, su devenir quejoso entendió que alguna vez existió una forma pura que no volverá, cuestionó el presente y prefirió anclar en un tiempo mítico que a lo mejor nunca existió.” ¿Cómo sigue el tango?.