Es evidente que en la huelga del 20 de Junio en España los mayores y contundentes piquetes fueron el gobierno y los empresarios, pero cualquier actuación de estos para impedir la huelga es pura sutileza comparada con lo que David Bacon nos cuenta en
Bananas con sangre sobre la prepresión de una huelga en las plantaciones de plátanos en Ecuador: “Cuando los huelguistas quisieron resistir fueron baleados. A Mauro Romero, un trabajador de 26 años, le tuvieron que amputar una pierna como resultado de sus heridas. A la noche siguiente, estos hombres dispararon sobre los huelguistas otra vez, hiriendo a varios de ellos. Un fuerte contingente policial arribó al lugar recién al día siguiente, pero los huelguistas que vivían en las casas de la compañía ya habían sido desalojados y rompehuelgas ya habían sido contratados para reiniciar la producción”. Otra cosa bien distinta es qué método es más efectivo.