Impagable Antonio Martínez nos acerca a los primeros usos de los vibradores, exclusivamente médicos, de finales del siglo XIX: “Durante el siglo XIX, el masaje de clítoris es considerado el único tratamiento adecuado contra la histeria, de manera que cientos de mujeres acuden cada día a su médico para que les masajee la zona y les induzca a un “paroxismo histérico”, hoy conocido como orgasmo. [...] La variedad de vibradores de aquella época es abrumadora, muchos modelos funcionan con corriente eléctrica, otros lo hacen con baterías o gas, incluso se diseñan algunos que funcionan a pedales ((hay que imaginarse al médico pedaleando como Marco Pantani para proporcionarle a su paciente su correspondiente ración de alivio histérico)). Los aparatos tienen velocidades que van desde 1.000 a 7.000 pulsaciones por minuto y los precios pronto empiezan a ser asequibles para su uso doméstico.” Buenas vibraciones.
2006-09-30 13:20
En general no me gusta hablar sobre el sexo, menos aún sobre el de las mu(g)eres (de mugir). Me ha gustado el artículo de Antonio Martínez, me he acordado del encargo que recibió un artesano amigo mío: Un conjunto de penes realizados en alabastro por encargo de una (supongo que ahora satisfecha) clienta.