Tomás Eloy Martínez escribe sobre el fenómeno, particularmente estadounidense pero también global, de la ficcionalización de la realidad desde las empresas gubernamentales y de la información, la mentira y el espejismo como sustituto de lo real: “Rich ve la historia reciente de los Estados Unidos o, al menos, la historia fabricada por la propaganda oficial, como una representación, una telenovela conducida por un cheerleader, como se designa al personaje que encabeza y anima los desfiles callejeros con un bastón de fantasía. La comparsa que lo acompaña crea también –según Rich– una realidad imaginaria, retocada por falsos periodistas, fotógrafos que maquillan el paisaje, expertos en convertir en verdaderas las informaciones falsas, nubes de consejeros en relaciones públicas y, como consecuencia, héroes falsos y victorias falsas. No se trata de encubrir la verdad con engaños masivos, como en Wag the Dog, Mentiras que matan, una película menor de Barry Levinson. Se trata de representarla o, mejor aún, de crearla de nuevo.” Una telenovela americana.