Pilar Cabanes Jiménez, Escritoras en la Edad Media: “Hidelgarda tenía visiones y las puso por escrito ante la necesidad de transmitir su experiencia de Dios.
En el Liber divinorum operum (El libro de las obras divinas), la religiosa manifiesta el sentir del medievo, que reconocía al hombre subordinado a Dios y la mujer, al hombre. Sin embargo, en la visión que tenía la religiosa del género femenino, hallamos matices que nos resultan impactantes. Así, relacionaba la unión carnal —fortitudo (potencia), concupiscencia (deseo) y studium (acto)— con la obra de la trinidad, analogía que pone de manifiesto, como ya advirtieron G. Épineye-Burgard y E. Zum Brunn,. la importancia que otorgaba esta mujer a la unión de los cuerpos en el amor. Por otra parte, no deja de llamarnos la atención la libertad con que la autora se refería al amor divino, invocando imágenes y sentimientos más cercanos a la pasión erótica que al éxtasis místico. Esto se debía a la consideración de que la pasión de los enamorados, la intensidad del amor, podía asimilarse al sentimiento del amor a Dios. Esta forma de expresión resulta cercana para la comprensión de la experiencia mística.”