Vivimos momentos complejos en cuanto a la propiedad intelectual, las industrias culturales y la piratería; no entraré a valorar cuánto de razón tienen en quejarse los primeros de los últimos, pero ejemplos como el que aporta Jesús creo que son muy significativos de la falta de imaginación y visión empresarial de la inmensa mayoría: Castigando al usuario legal: “Francamente no entiendo cómo quiere la industria acabar con la piratería y el top-manta, si se dedican de forma activa a castigar a la gente que va por la vía «legal». [...] Estos días me he encontrado otra vuelta de tuerca del mismo esquema: por motivos que no vienen al caso tenía que comprarme un libro de referencia e, ingenuo de mí, me pegó por comprar la versión electrónica, en PDF. Total, era sensiblemente más barato, y la intención era imprimir una serie de capítulos que eran los que me interesaban. Nada, que pago, me lo bajo, y cuál es mi sorpresa cuando descubro que de imprimir, nanay. Tampoco se puede hacer copiar y pegar a otra parte, y ni siquiera puedo leerlo en otro ordenador aparte de en el que lo compré (y por supuesto en Windows, nada de leerlo en Linux).”