Una oposición, política y mediática, es absolutamente imprescindible para tener una democracia mínimamente saludable; en España esta oposición es inexistente, pues la mediática es empresarial, y la política destructiva al punto de empezar a parecer peligrosa para la estabilidad del país. Juan Varela habla de todo ello: “Pero más allá de la política están otros intereses.
El control de la derecha mediática en un escenario donde el reparto de emisoras de radio y televisión está prácticamente acabado y la fragmentación de audiencias obliga a un liderazgo claro para garantizar el negocio.
El Mundo de Pedro J. Ramírez es el referente junto al universo social, cultural e ideológico que ha construido a semejanza de El País.
Convive con la Cope y los medios digitales de la derecha (de Libertad Digital y el Grupo Intereconomía, anterior intento ansoniano, a las nuevas TDT concedidas en autonomías y municipios), apoyados por las televisiones públicas de las baronías populares de Madrid y Valencia, principalmente.
Antena 3 está cerca, pero sin control garantizado. Y Recoletos, con el referente económico de Expansión, en la duda de su futuro y oscilando entre la derecha liberal y la otra.
Un ABC independiente sostenido por la solvencia financiera de Vocento no tiene sitio en ese mapa. La salida a bolsa del grupo en breve augura un recrudecimiento de los ataques como en tiempos ocurrió con Prisa y Sogecable.
Achicar espacio es la estrategia. Construir un universo propio y cohesionado, con órbitas paralelas.” Todos contra el sindicato del crimen.