Edward Hooper – Halcones de la noche
Mariano Gistaín analiza el cuadro de Edward Hopper _Halcones de la noche y le da la vuelta a la interpretación tradicional: “Se suele interpretar como depresión, melancolía, soledad, incomunicación. El año 42, Pearl Harbour, guerra mundial, un bar que no cierra en toda la noche, cuatro gatos sin sueño con sus sombreros de novela negra y perfiles afilados. Sin embargo, visto a toro pasado, al toro pasadísimo del siglo, es un cuadro hasta alegre. Primero, el bar es una maravilla, está en un país civilizado, o al menos en una ciudad en la que es posible tomar algo durante toda la noche, que no es poco. Lo mejor de Hopper, o de su Chicago, son esos alféizares bajísimos, el de la ventana que contempla una mujer desnuda, el de este bar que no cierra. Este dinner tiene unas cristaleras inmensas, la curva del vidrio en el chaflán, ese lujo de la norteamérica de los 40 que alcanza su cénit en los autos de los 50: las curvas. Esas curvas no han llegado a España hasta hace cuatro días. Las curvas de los coches, de los escaparates, de Norma Jean. Cualquiera que pretenda abrir un local sabe que la cristalera grande, el escaparate diáfano, es un lujo y un riesgo. Ese cristal del bar Phillies (Pillicos) ya impide la depresión o la melancolía.”
El bar de Hopper.