LLevo una temporada leyendo que en España nuestra alimentación está demasiado saturada de sal, y que eso es parte del problema de que esté aumentando la obesidad entre la población, además de la mayor vida sedentaria que hacemos ahora. El riesgo está servido, en cualquier momento nos prohiben la sal para preservar el buen estado de salud y reducir el coste de la atención sanitaria de tanta persona hipertensa y obesa. No es que pretenda hacer burla del aumento de seres obesos, es algo que está afectando también al resto de Europa y que alcanza su cúlmen en EstadosUnidos; es sólo que, como dice Juan José Millás, esta nueva plaga parece haberse encaprichado de una parte del mundo. La invasión de los kilos: “Los médicos no han calculado cuántos seres humanos se podrían fabricar con los kilos sobrantes en EE UU y Europa, pero seguro que saldrían varios millones. Aunque lo más sensato sería devolvérselos a sus legítimos dueños, concentrados en el continente africano. Allí, la plaga es la ausencia de kilos. Cada día se despiertan más delgados porque la globalización o el capitalismo o la mala suerte, vaya usted a saber, les roba los kilos por la noche”.