Gustavo Esteva: “En Oaxaca desaparecieron los poderes malamente constituidos, aunque el Senado lo siga ignorando. Funcionarios trashumantes se reúnen en secreto en hoteles o casas particulares; no pueden asistir a oficinas clausuradas por la APPO [Asamblea Popular del Pueblo Oaxaqueño]. La policía sólo sale de sus cuarteles de noche y a escondidas, junto a sus porros, para lanzar ataques arteros contra la gente. Propiamente no hay problemas de gobernabilidad, porque la APPO muestra sorprendentes capacidades de gobernanza, mientras la gente asume el nuevo estado de cosas y rechaza cotidianamente el autoritarismo de los restos del viejo régimen. No se ha podido organizar su funeral, por lo que del cadáver insepulto siguen emanando todo género de pestes. Pero está bien muerto. Liquidado en la cabeza y el corazón de quienes lo padecían, cruje ya el cascarón vacío.” Oaxaca: anticipo y amenaza.