Arundhati Roy espera en su casa de Nueva Delhi la caída de una bomba nuclear. Y desespera por la sinrazón y la barbarie que se ha instalado en el mundo: “Entre tanto, la Coalición Internacional Contra el Terror hace la guerra mientras predica restricción. Mientras India y Paquistán están a punto de desangrarse uno a otro, muy en silencio la coalición tiende gasoductos, vende armas y hace negocios. [...] Gran Bretaña, por ejemplo, está muy ocupada armando a ambos bandos. La misión de ‘paz’ emprendida por Tony Blair fue en realidad un viaje de negocios para discutir un trato de mil millones de libras esterlinas venderle cazabombarderos Hawk a la India”.
Juegos veraniegos con bombas atómicas.