Sólo nos queda el humor: “Según han informado las autoridades, se va a prohibir la venta y el consumo de chicles en aviones y aeropuertos. Estos amargos dulces (ja, ja) se unen así a los peligrosos cortauñas, las temibles suelas de zapatos y las abominables fundas de gafas en la lista de instrumentos para sembrar el pánico, la muerte, la sangre, el horror y la destrucción.
«Algunos pueden creer que esas pequeñas limas de manicura no son peligrosas —explicó el ministro del interior Víctor Viktor—, pero con ellas se puede matar a un hombre joven y fuerte, siempre que esté atado. Yo mismo lo hice para demostrarlo. Y sólo me llevó tres cuartos de hora. ¡Así que corran para salvar sus vidas!»”. Jaime, Alerta en Asnalia.