Rafael Marín empieza una prometedora serie de repaso a la historia del cómic español, y comienza con El capitán Trueno: ” Trueno no es un precursor del psico-héroe, como hasta cierto punto pudiera serlo El Guerrero del Antifaz, sino un caballero andante que como tal se guía y nos guía por unas muy claras leyes éticas que, pese a todo, la censura se encargaría de domesticar con el paso de los años. Sus dos compañeros, el gigante tuerto Goliath y el adolescente Crispín suponen un contrapunto perfecto al hidalgo de recta moral que es el Capitán. En el pasado, el héroe del tebeo español ha sido un solitario (Doctor Niebla, Silver Roy) que apenas se relaciona con un mundo que no comprende y que, quizás, no le interesa, o en efecto cuenta con unos secundarios (El Capitán Misterio, El Guerrero del Antifaz) que nada añaden a la historia o que sólo sirven para embrollarla. Trueno, Crispín y Goliath (y en menor medida Sigrid, que sin ser ni mucho menos una mujer liberada está a años luz de la condesita Ana María y otras dignas heroínas del tebeo hispano) son una piña indivisible que asegura el humor, la ingenuidad, la acción, la peripecia. El sentido del peligro inminente, y el cliffhanger continuado que es norma de los cuadernos de aventuras no se diluyen con la creación de un héroe con un código de conducta intachable, ni siquiera cuando, andados los años, el Capitán encabece revoluciones campesinas (su especialidad a la hora de desfacer entuertos) a golpe no de hoz y martillo, sino de plagas de puercoespines.” Los cómics en España-1: el retiro del héroe.