Enrique Tomás Bianchi, La religión civil en EE.UU.: “Si algunos nostálgicos pueden sentirse arrobados ante tanta presencia divina en las instituciones y en los espacios públicos estadounidenses —ámbitos que en otros países aparecen más secularizados—, las últimas mutaciones de la civil religion en los Estados Unidos los dejarán bastante perplejos. En efecto, tal como el citado sociólogo Bellah lo marca en una obra posterior ( Meaning and Modernity , 2002), la tensión entre realidad social y verdad última parece haber colapsado porque «Si América [...] es una utopía realizada, una versión del Reino de Dios sobre la Tierra, entonces sus asuntos fundamentales no pueden ser puestos en discusión». De allí, el peligro de autointerpretarse como el Estado justiciero del planeta, como la nación que debe llevar al mundo la buena nueva, por la fuerza, si fuera necesario. Paradójicamente, «la nación es la Iglesia» —ya no «mi mente es mi Iglesia», como decía Thomas Paine— con lo cual un enorme poder de control es ejercido contra los disidentes.”