Oriol Izquierdo se sorprende de la ausencia de los libros en las listas de objetos prohibidos como equipaje de mano en los aviones: “Habría comprendido, a mi pesar, que los libros fueran prohibidos explícitamente: qué menos, en momentos de dudas y vacilaciones, de seria incertidumbre, de riesgo y de necesidad de ordenada disciplina. Cuando se contraponen la libertad y la seguridad lo tradicional es suspender esta vía de escape a todo control que puede ser la lectura, aun cuando no se ose llegar al extremo imaginado por Bradbury en Fahrenheit 451. Incluso, a la vista de esas listas, por lo que se podría esconder no entre líneas sino entre las mismas páginas, físicamente.
No sería la primera vez que tras las rígidas cubiertas de una austera Biblia se agazapa un botellín repleto de un elixir prohibido o una diminuta pistola con empuñadura de nácar. O en el lomo un afilado estilete, como el que, según cuentan, liberó para desespero de Sherlock Holmes, a Moriarty de la soga que iba a romperle el cuello.
Qué duda cabe de que incluso en ese terreno un libro será siempre más peligroso y más noble que una caja de clínex.
Pero esa ausencia… ¿significa que los libros ya no forman parte del equipaje de mano habitual en el pasajero medio? Me resisto a creerlo. En mis últimos vuelos recuerdo haber visto libros a derecha e izquierda, delante y detrás de mi butaca.” Volar sin libros.
2006-08-21 15:16
¡PARA QUÉ PROHIBIR LOS LIBROS SI YA SON ALGO QUE APENAS SE USA’ ADEMÁS ¿QUÉ MEJOR LECTURA QUE LAS REVISTAS QUE NOS PROPORCIONA GRATUITAMENTE LA COMPAÑIA AEREA?