Enrique Bustamante, Versiones de vida, historia y memoria: “¿Un solo método, además, para aplicar el ejercicio de la memoria? No, me temo que tampoco. Lo recordaba recientemente Soledad Gallego-Díaz (y lo citaba, poco después, Juan Goytisolo) dando vueltas infinitas, interminables, a las ruinas del laberinto de Oriente Próximo. ¿El método de Elie Wiesel, fundado en una preservación de la memoria como capital precioso e incluso personalmente rentable? ¿O el de Walter Benjamín, entendido como fuente de experiencia válida para el presente y el futuro? Pueden, si quieren, seguir jugando a ello; pero (mucho me temo) la Historia no se detiene y avanza siempre en línea recta contra nosotros. El espíritu del hotel Rey David es el espíritu de todas las historias, de todas las versiones de vida, historia y memoria. En la cara A del single, Menahem Beguin es un peligroso terrorista; en la cara B, ya es el premio Nobel de la Paz: es un héroe. Historias para niños siempre escritas por esa Administración vencedora que sólo desea la sumisión de los administrados. Apenas viento que se pierde en otros vientos, tierra sagrada y territorio de los muertos. ¿Enseñar, después de esto, Historia a nuestros hijos? ¿Qué Historia? ¿Una historia pragmática que incluya nombres absurdos de reyes, fechas, batallas? ¿Una historia de la existencia?”