Eduardo Jordá: “La historia es cierta, aunque cueste mucho creérsela. Un hombre de mediana edad, en algún lugar de Andalucía, sufre un brote psicótico. Un día, en pleno brote, nuestro hombre se convierte al islam. Al poco tiempo funda una asociación islámica. En calidad de directivo de esta asociación, nuestro hombre –todavía aquejado de su brote psicótico– se reúne con políticos andaluces, imparte conferencias, da cursillos e incluso se ofrece para mediar en la guerra de Iraq, pocos días antes de la invasión ordenada por Bush y Blair (con José María Aznar como palmero). Vistas las cosas que han sucedido, no creo que la mediación de nuestro hombre sirviera de nada, pero uno lo lamenta de todo corazón. El caso es que pasa el tiempo y nuestro hombre se recupera de su brote psicótico, o cuando menos se considera recuperado. En este momento, nuestro hombre se desvincula del islam (ignoro si para ello tuvo que hacer una apostasía formal), y al poco tiempo inicia una nueva vida. Desde entonces preside una asociación dedicada al estudio de los trastornos psíquicos.” Conversos.