Primo González: “La monarquía saudí en el poder está bastante bien asentada en su país, pero tanto los grupos opositores como algunos sectores situados en los aledaños de la inmensa familia gobernante han sido en los últimos años un auténtico vivero de terroristas que sueñan con volver a utilizar el petróleo como arma arrojadiza contra Occidente, con la excusa de alcanzar, con ello, su principal objetivo declarado, la destrucción del Estado de Israel. Como los intentos de derrocar a las monarquías medievales del Golfo Pérsico han dado resultados más bien modestos (excepción de Irán, que era sin embargo la monarquía más avanzada del mundo árabe y la que puso en marcha un auténtico programa de modernización), el terrorismo de origen saudí ha experimentado un proceso de centrifugación que lo ha convertido en bastante más peligroso, ya que se trata de un grupo social carente de fronteras, territorios definidos y permeabilidad respecto a otros grupos sociales, en especial impermeable para los países occidentales. De ahí su enorme fortaleza, que ninguno de los servicios secretos occidentales, ni el todopoderoso y eficacísimo de Israel, el legendario Mossad, ha logrado infiltrar de forma permanente.” El terrorismo y el petróleo.