Umberto Eco, sobre El arte de la edición: “Si al corregir meticulosamente una línea se termina pasando por alto la siguiente, si el autor puede equivocarse más que los otros, si un editor puede no saber nada de Avicena, el manuscrito y las pruebas de imprenta deberían ser releídos por muchas personas con curiosidad y competencias diversas. Todo esto podía acontecer todavía en las casas editoras de estructura «familiar», donde un texto era cariñosamente discutido en cada pasaje por más colaboradores, pero difícilmente puede ocurrir en una gran empresa en la que todo se procesa en la cadena de montaje.” [Ref.: Blog de L&B]