Emili Piera: “El primero que comparó la industria del ladrillo con el petróleo fue cierto alcalde de la Marina Alta, a raíz de la controvertida urbanización Cumbres del Sol. El buen hombre esperaba que sus vecinos acabaran convertidos en príncipes saudíes y pudieran vivir de renta con trajes blancos de seda en lugar de chilabas. Ahora es el premio Pulitzer Thomas Friedman quien ha enunciado una especie de ley política que tal vez se esté cumpliendo también aquí: «A mayor precio y abundancia de petróleo, mayor deterioro de las libertades y de la limpieza en los asuntos públicos.» A fin de cuentas el ladrillo también procede del suelo, que al señor del Hades, de los dominios subterráneos y mineros, los romanos le llamaban Plutón, El Rico, para no tener que mentarlo.” El caso Seseña.