Juan Freire: “Existen una serie de preferencias, que adquieren casi la categoría de valores universales, que cualquier ciudadano, urbanista o político manifiesta sobre las característcias que debe reunir una ciudad o barrio. Dentro de estas preferencias se sitúan la abundancia de zonas verdes, equipamientos de ocio y deportivos, actividad comercial, baja densidad de tráfico, bajo coste de la vivienda, etc. Las razones de estas preferencias son obvias, dado que de una forma u otra todas ellas mejoran la calidad de vida de los ciudadanos. El problema surge al no tener en cuenta el balance (“trade-off”) que existe entre estas preferencias que, en muchas ocasiones, son incompatibles entre si. De este modo, el ciudadano se equivoca cuando busca (o se deja convencer por las promesas del político o promotor inmobiliario de turno) en un mismo espacio urbano que le proporcione todos estos “valores”. Los urbanistas y políticos se equivocan al planificar el desarrollo de una ciudad o barrio pensando que todos estos objetivos son alcanzables en el mismo tiempo y espacio.” De Madrid a Nueva York: las tipologías urbanas globales y la tiranía de los balances de preferencias.