Fui aficionado al ciclismo. Este año no vi una sola etapa del Tour. Ya lleva casi una década la guerra contra el dopaje en este deporte, y el aficionado no sabe qué pensar, si una victoria es legítima o si el tío iba dopado. Y ha ocurrido lo peor que le podía pasar al ciclismo: el campeón de la carrera más importante ha dado positivo. ¿Qué queda después de esto? ¿La sospecha, cada vez que alguien haga algo bonito en alguna carrera? Julián García Candau: “La testosterona es la hormona sexual masculina, pero Floyd Landis no tenía tanta como para dar positivo en control antidopaje. Para ello era necesario que se le administrara con el fin de mejorar sus músculos. La testosterona potencia la recuperación—el día antes de su hazaña había llegado a la meta vencido y humillado—, ayuda a aumentar la fuerza, la agresividad. La testosterona es sustancia que ayuda a disminuir los dolores musculares y articulares. Es madre de los anabolizantes y, como todos ellos, forma parte de la lista negra de los productos prohibidos por la Comisión Médica del Comité Olímpico Internacional y, consecuentemente, de todos los reglamentos deportivos.” Pereiro, ganador sin honores en París.