Juan José Millás: “Ya de vacaciones, Rajoy, saturado de política, de declaraciones, de cócteles, de estrategias, de escuelas de verano y de mítines, estuvo unos días sin leer periódicos ni ver la televisión. Paseaba con su mujer, jugaba con sus hijos y fumaba puros frente al mar. Con cada calada se vaciaba un poco de las tensiones propias del curso político. Las ideas iban y venían dentro de su cabeza con la monotonía de las olas. Al cuarto día era casi feliz y al quinto le atacó una especie de nirvana que confundió con una lipotimia. Llamó al médico y éste le respondió que los políticos, sin excepción, tenían horror vacui. Procura relajarte, es muy saludable ese vértigo, pues te espera un otoño duro. Por lo demás, pescado y verduras.” Como si nada.