Norman Birnbaum: “El presidente y sus seguidores creen que Dios ha conferido a Estados Unidos una misión redentora en un mundo abatido. Los católicos, los ortodoxos, los judíos, todos pertenecen a una iglesia nacional calvinista. La sugerencia de que Estados Unidos no tiene derecho a dominar el mundo es una herejía. El sector partidario de la hegemonía imperial considera que el autoritarismo en el interior y la agresión en el exterior son medios legítimos para alcanzar un fin sagrado. Esta misión universal ha tenido su encarnación laica en la campaña de Bush para promover la democracia. Si se piensa en los Gobiernos instalados o apoyados por Estados Unidos desde 1898, se trata de una campaña ridícula. El profundo desprecio de nuestros dirigentes por el pueblo estadounidense se refleja en que venden esta idea como si fuera una marca de jabón. Un jabón con el que quieren lavar las manchas de petróleo.” Cuatro ideas de imperio y una guerra perdida.