25 476 escobazos es una crítica durísima y argumentada de Gonzalo García a la Academia de la lengua y a su diccionario: “La cuestión de cómo debe ser un diccionario académico estaba resuelta por su misma historia: era un diccionario prescriptivo; no de uso, sino indicativo de lo que la Casa consideraba correcto. Es decir, válido para resolver dudas, para determinar soluciones, para vestirnos el disfraz de revolucionario y denunciar su falta de apertura a los nuevos tiempos, para planchar las hojas del herbario, para seguir usándolo al par que la obra maestra de doña Moliner, para recordar que (nos guste o no) la aristocracia está siempre vigente bajo una u otra forma, para caer mal como todo aquel que representa a la norma. Criticable, pero definido y, por tanto, útil. No hay fútbol sin árbitro y no hay justicia sin jueces, según prefieran la reflexión más lúdica o la más altisonante. Dejémoslo en una palabra: era la Autoridad.
Ahora su diccionario es un chiste, un árbitro vestido con la falda de lo políticamente correcto y un juez que hace votar a la sala si al reo habrá que condenarlo o mejor no.”