Javier Monjas, Crece la alarma en el mundo musulmán ante la promulgación descontrolada de fatuas mientras algunos pensadores islámicos propugnan un islam protestante: “Muchos musulmanes críticos han comenzado a denunciar una situación que no sólo cae en el ridículo desde un punto de vista occidental sino que lleva a la justificación de cualquiera de los habituales y cotidianos baños de sangre basados en la fe islámica, baños de sangre que, por cierto, afectan a los propios musulmanes con mayor frecuencia que a los occidentales debido a las frecuentes y rencorosas fatuas emitidas por sectas o grupos rivales como cada día se observa en Irak.
Incluso en la patria del islam más rigorista han saltado las alarmas ante el descontrol de fatuas producido por una religión donde no existe ni una jerarquía ni mucho menos una autoridad central que supervise la doctrina y sus interpretaciones. El propio ministro de Asuntos Islámicos de Arabia Saudí lamentaba que todos los medios de comunicación, incluyendo a todos los canales de televisión por satélite, dispongan de sus propios muftíes en nómina, muftíes que emiten fatuas con la misma naturalidad y profusión que la legión de cotorras infraperiodísticas españolas de televisión emiten opiniones sobre política o las vidas de otras personas.”