Carlos Taibo se muestra brutalmente claro al analizar la deplorable, y parece que eterna, situación en Palestina: “No nos engañemos mucho a la hora de determinar por qué semejante grado de barbarie es una realidad. Israel hace lo que le viene en gana porque sabe de manera fehaciente que no cuenta con otra oposición que la que blande, a la desesperada, un pueblo al que no queda otro horizonte. La Casa Blanca —ese encalado edificio que acoge una singular combinación de estulticia, prepotencia, negocios sucios, ultramontanismo religioso y desprecio por la vida ajena— considera, llamativamente, que «Israel tiene a derecho a defenderse». Como de costumbre, y entre tanto, la Unión Europea no sabe ni contesta. ¿Dónde está, por cierto, el ministro Moratinos, este patético personaje que a todo el mundo dice lo que intuye que espera oír, cada vez más engatusado por el designio de mostrar que España es lo que en efecto, y por desgracia, es: un aliado fiel de Estados Unidos? Aunque, claro, el silencio alcanza también al grueso de nuestros medios de comunicación y, con ellos, a nuestra autosatisfecha opinión pública.” Los ojos en Gaza.