Manuel Cerdán escribe sobre El ‘tercer nivel’ de la corrupción: “Pero desde que los magistrados de Milán centraron sus pesquisas en personajes como Berlusconi, políticos de renombre y hombres de negocios de Milán, se dispararon todas las alarmas del sistema. El considerado tercer nivel de la Mafia se defendió como esos anticuerpos que se lanzan contra los seres extraños que penetran en nuestra sangre.
En Marbella sucede más de lo mismo. Mientras quienes caían eran personajes de segundo orden, el sistema se pronunciaba con discreción; sin embargo, las detenciones de constructores como Olivo, Rojas Ávila, Sandokán y San Román, todos ellos muy bien relacionados con diferentes partidos políticos, están provocando una honda expansiva como la de un sunami. ¿Por qué? Porque cada uno de ellos ha hecho favores al poder político y no entiende los efectos de la ley de Mahoma, adaptada por Borrell al sistema capitalista: «Tan corrupto es el que da como el que toma».”