Román Gubern, Varapalo televisivo: “El Defensor del Pueblo ha apelado al Gobierno para impedir que los niños sean las principales víctimas de la espiral competitiva de las cadenas para ganar audiencia, porque su teoría se basa en que a mayor sensacionalismo desplegado en las pantallas, mayor audiencia captada. [...] La petición de Enrique Múgica nos parece enteramente correcta, pues si el sector profesional es incapaz de regularse, tendrá que ser la autoridad gubernativa la que lo haga. Es cierto que el artículo 20 de la Constitución prohíbe toda forma de censura, previa o posterior, pero el mismo artículo añade que uno de los límites a la libertad de expresión se halla en “la protección de la juventud y de la infancia”. De manera que el control de los contenidos televisivos, operación siempre ingrata y harto delicada, resulta perfectamente legítimo, cuando los mecanismos preventivos que la propia industria audiovisual erigió se han mostrado, por intereses mercantiles o corporativos, manifiestamente deficientes.”