El problema de la eliminación de España —que ya no afecta afectivamente porque tenemos callo— es que ahora el Mundial pierde todo el interés: no quedan selecciones atractivas a las que seguir: lo que queda es casi como una carrera de Fernando Alonso: enciendes la tele cinco minutos antes de que acabe la carrera para ver como entran en la meta los mismos de siempre. Mariano Gistaín: “La posesión del balón es un lujo que sólo pueden permitirse los equipos sin logística ni espacios, anclados en el pasado, aunque sea el año pasado. La verdadera revolución del fútbol, que como siempre va siguiendo a la vida, reducida hace ya años al comercio, es la flexibilidad, lo elástico y lo cuántico. Pegar el zarpazo y marcar gol o acertar con el misil en el Piso C. Eso de chutar doce veces a puerta y todas mal es un atraso y un derroche. En este mundo no hay espacio ya para las “ocasiones de gol”, entrañable nomenclatura obsoleta. Y el que quiera divertirse que se eche a los videojuegos.” Jugar sin balón.