Carlos Alonso Romero, Técnicas de Previsión Argumentística: “Cuando la película sea de miedo, podemos contar de partida con cuatro actitudes imbéciles: (1) en cuanto alguien escuche un ruido raro, se irá a investigar su origen completamente sólo y desarmado; (2) nadie encenderá las luces de ninguna habitación; (3) el tonto que apareció al principio durante cinco minutos (aquél sobre el que debemos sospechar porque ha sido presentado como no-sospechoso) será, con toda seguridad, el malvado psicópata; y (4), el giliopollas querrá explicar al final porqué mata mucho y de manera atroz, hecho que le tomará demasiado tiempo y le costará la vida en un despiste.
Durante 90 insustanciales minutos irán muriendo uno tras otro por este orden: primero la angelical rubia tonta, después el negro (que era un tío superguay y chistoso), después el judío (no se declara en el guión, pero se intuye por el pelo rizado y la nariz), después El-Chulo-que-Cae-Mal y después el Mejor Amigo del Protagonista.
Finalmente, el mazas bonachón y ella, que se ha destrozado el vestido en el minuto cincuenta para poder asegurar unos buenos veinte minutos de terror en trapitos menores, sobrevivirán sin cerciorarse que el sicópata que les ataca está efectivamente muerto, hecho que provocará hasta dos o tres resurrecciones encadenadas para mayor sorpresa y entretenimiento del público.”