David de Ugarte: “El sionismo, más allá de sus distintas teorizaciones nacionalistas, religiosas o socialistas, responde a la necesidad de segregación de una Europa en el que no hay espacio para la subjetividad diferenciada sin conflicto y sin promesa de violencia. En Europa, todavía hoy, el estado se entiende como un factor de homogeneización, como un destructor de community standards que impone—o construye, según la terminología nacionalista—una identidad común. El estado nacional es el encargado de dar materialidad al sueño nacional de la igualdad étnica, cultural y moral. El estado crea la versión secular y moderna del pueblo elegido. Por eso la política europea, a la que nos descuidamos, tiene esa lógica de juego de suma cero que sólo apunta hacia el conflicto civil, la guerra fratricida o el pogrom. Algo que hasta tal punto sigue formando parte de la realidad política europea que, bajo los enunciados del jurista católico y filonazi Carl Schmitt o de su antecesor español Donoso Cortés, nos seguimos encontrando hoy en las citas y referencias del discurso nacionalista y conservador de todo el continente.” Sionistas digitales.