Interesante reseña de 9 songs, película de Michael Winterbottom: “Desde ese sitio puede entenderse al film como una embestida contra la hipocresía del erotismo cinematográfico o, en su otro extremo, como una ridiculización de la retórica de la pornografía. Empero, algunas escenas muestran la «otra» intimidad de la pareja. (Esto vuelca la película hacia otra dirección.) Detalles triviales, palabras fútiles. Sólo hay superficies. En una playa se gritan que se aman; a partir de ese momento ya no pueden amarse. Tal vez sea el caso de que todo intento de explicar el amor resulta, de algún modo, superfluo; no digo que el amor sea inexplicable, digo que toda explicación sobre el tema se siente demasiada elemental, casi impertinente. El lenguaje de la pareja se reduce al sexo. El sexo se convierte en una justificación del amor y pasa a ser insignificante: demasiado apetecido, demasiado simulado. No hay esperanzas de un «más allá» del orgasmo, y no hay manera de perpetuar el ímpetu del coito. El deseo, tan habitualmente ligado a la carencia, ya no se ubica en el mismo suelo que antes. Pese a los esfuerzos por innovar los encuentros, todo resulta una repetición frívola: fantasmas que no logran sangrar sus venas.” Sexo, Sexo, sexo, de Pablo Cerone.