Irene Lozano, Cuando chirría la globalización: “Por eso resulta razonable pedir a los gobernantes y a los diputados que no se metan a picapleitos de las grandes empresas globales, que no nos intenten convencer de que se está jugando la Liga de Campeones cuando ganan y nos reclamen adhesiones ciegas como las que se profesan a la selección cuando van perdiendo. Porque resulta indecoroso invocar la solidaridad nacional con quien no ampara otra cosa que su propio lucro.
No era eso el liberalismo económico, no consistía en anteponer el beneficio a toda costa y dar por hecho que el capital ha de moverse libre de toda traba, incluidas las éticas. Adam Smith, que no era precisamente un comunista, explicó en La riqueza de las naciones al servicio de quién debe estar la economía: «Una sociedad en la que la mayor parte de sus miembros son pobres y miserables no puede prosperar ni ser feliz». Si aceptamos su pronóstico, el mundo globalizado, tal como es hoy, no prosperará.”