Hernán Brienza: “Durante décadas —salvo excepciones— ambos mundos sucedieron en dimensiones paralelas. En forma esquemática podría resumirse de la siguiente manera: los escritores desdeñaban el fútbol y los futboleros huían de la literatura. La división también se experimentaba entre lectores e hinchas en una remake del divorcio original entre pueblo e ilustración aventado por Domingo Faustino Sarmiento. Pero la segunda mitad del siglo XX sería testigo de una plebeyización de la literatura —el periodismo fue gran artífice de este proceso— y decenas de literatos se volcarían a una producción mestiza gracias a la cual el fútbol ya no quedaría en orsai literario. Finalmente, a mediados de los noventa, la pelota ganó la batalla y hoy —a horas del mundial de Alemania— se asiste a lo que algunos denominan la futbolización del universo y de la que no puede escapar ni siquiera el apocado e íntimo mundo de las letras.” Romance intelectual con la pelota.