Wilfredo Ardito Vega, sobre los mecanismos de explotación a los productores de materias primas en Perú, me temo que extensible a otros muchos países: “Por ejemplo, a muchos jóvenes piuranos que ayudan a cosechar árboles frutales, se les paga entre 5 y 10 soles al día. Los dueños de los terrenos sostienen que no pueden pagarles más, porque los intermediarios les ofrecen un precio insignificante por los cajones de fruta. Después, en las grandes ciudades, esa misma fruta puede valer hasta diez veces más.
Los intermediarios pueden tener mecanismos muy abusivos: en Talara, pagan a los pescadores por una tonelada de pota ocho veces menos de lo que pagaban hace seis años, porque saben que no pueden reclamar. Inclusive algunos supermercados están involucrados en similares maniobras desleales.
Estas prácticas tienen consecuencias patéticas: existen campesinos que jamás beben la leche que producen sus vacas: reciben tan poco dinero que no pueden darse ese lujo y destinan hasta la última gota a los acopiadores. Enlatada o embolsada, la leche se vende después a un precio inalcanzable para el pequeño ganadero.” La explotación en su mesa.