Google crece sin parar; el problema es la calidad de sus productos y la fama de buena calidad que tienen; es un problema porque se acerca peligrosamente al monopolio, y se da a prácticas de control de la información inimaginables. Miguel Santa Olalla pone un ejemplo: “la información que para cadena de búsqueda Google muestra entre los 10 primeros lugares, puede considerarse información «afortunada». Será visitada y leida, y, en principio, debería ser información «valiosa», relevante. ¿Qué pasaría si Google tuviera en cuenta criterios «empresariales» a la hora de mostrar esta lista? Imaginemos que entre un millón de páginas que contienen la palabra «usb» (por ejemplo) 100.000 incluyen publicidad de Google, servicio que factura más dinero cuantas más visitas reciban estas páginas. ¿Se resistirá el buscador de los buscadores a privilegiar a estas páginas en su «ránking» o, por el contrario, se dejará seducir por la cantidad de dinero que puede ganar si sitúa entre las primeras de la lista aquellas páginas que contratan su publicidad?” El Imperio Google.