Roberto L. Blanco Valdés, La visita de la vieja dama: “No recuerdo haber notado nunca, por supuesto, la existencia de colas de ilicitanos para girar visita a su paisana [en el Museo Arqueológico Nacional], ni retengo en mi memoria ninguna reivindicación solicitando la vuelta de la hija emigrada a su terruño.
Hasta que llegó la epidemia de localismo que arrasa este país, y la Dama de Elche pasó a ser, de la noche a la mañana, como la Agustina de Aragón de aquellas tierras levantinas. Porque es el localismo, no lo duden, el que explica este repentino interés por el arte ibérico que debe estar dejando atónitos a los historiadores y deliciosamente satisfechos a los políticos que viven de agitar la botella de lo propio.
Sí, es el localismo —el mismo que tenía transidos de dolor a los catalanes y de indignación a los salmantinos a cuenta de los documentos de la Generalitat en el archivo de la Guerra— el que ahora lleva a los ilicitanos a formar corrillo y gritar «¡guapa!» en torno a un busto que hasta anteayer les importaba dos pitillos, pero que hoy es ya un símbolo de su propia identidad.”
2006-05-29 16:35
Algunos parece que ahora descubren que no les va el “multiculturalismo”, o ese eufemismo de particularismo cultural que denigra bajo el término “localismo”. Confunden el viejo ideal humanista de no encerrarse en su propia cultura para adquirir y conocer la diversad de culturas y civilizaciones con el multiculturalismo. No va de eso, pardillos.