La masa política sobrevive de apropiarse de los éxitos de los demás. Normalmente, de los banqueros y empresarios que dictan la marcha de la economía. Pero también sirve el éxito de un programa de televisión para disfrazar una victora inexistente. La masa social hace lo mismo al reducir su participación democrática en la sociedad al voto para elegir a un cantante:
Populismo cultural, de José Marzo.