Manuel Rodríguez Rivero: “El fantasma de la antropofagia nos acompaña desde siempre como sombra culpable de nuestros ominosos orígenes. Proscrita como máximo tabú tras el surgimiento de las sociedades estatales, el arte y la literatura se han hecho eco a lo largo de la historia de la repugnancia que inspira el recuerdo de su práctica. Los antiguos mitos clásicos de Tereo y Tiestes, que devoraron a sus propios hijos, recogen antiguas leyendas de carácter teofágico e inspiran, a su vez, una fecunda tradición que hallará nuevo impulso a partir de los descubrimientos territoriales del Quinientos y la posterior expansión de las potencias europeas. Desde Shakespeare (Titus Andronicus) a Voltaire, Conrad o Wells, pasando por los cronistas de Indias y nuestros grandes barrocos (Gongóra, Quevedo), el imaginario occidental se ha nutrido con el reflejo literario de aquel horror ancestral.” Te comería entero, o el último tabú. ¿Ominosos orígenes? ¿sombra culpable? Ah, el cristianismo siempre poniéndolo todo perdido de turbiedad…