Quien no deja de mirarse el ombligo asume como coste la pérdida de objetividad y una preocupante falta de perspectiva global; claro que en muchos casos ni siquiera es percibida como tal. Esta premisa sirve para explicar el mal del que adolece gran parte de nuestro entramado político y social; en el trasfondo lo que hay es una necesidad continua de sentirse el centro de algo, de tener influencia sobre otras personas y de liderar una parte de la realidad. El poder así entendido genera relaciones de dependencia, jerarquías y un sistema de servidumbre que, aunque descentralizado, sigue existiendo. David de Ugarte realiza un interesante análisis sobre este tema aplicado a la blogosfera, como medio de la sociedad Red. El poder de las periferias en las redes distribuidas.
2006-05-09 04:14 Redes distribuidas.Teoría y practica