Felipe Romero, La herencia de Freud: el encuentro entre la cultura psicológica y el capitalismo: “Han sido los sucesores de Freud, esa inmensa cohorte de ingenieros de la identidad, quienes han ido modelando el paisaje de ese nuevo mundo, expandiéndolo al abordar cualquier cuestión social desde la perspectiva del yo. De hecho, el mundo del yo crece a base de devorar el mundo de lo social. No es un mundo más, es un mundo frente a otro.
Son cotidianos los ejemplos: la angustia de juzgar se distancia de la responsabilidad del juez, incapaz de distribuir penas entre el sujeto y sus circunstancias sociales, atrapado entre la punición y el anhelo de redención, de forma que deja en mano del psicólogo la tarea de juzgar. La crianza de los niños es guiada por la supernanny de turno y sustituye a los saberes populares. En la escuelas, las pedagogías psicológicas tienen como objetivos el trabajo de conocimientos difusos propios de la tradición psicológica como la capacidad de presentación, la gestión del tiempo y la búsqueda de información: conocimientos y destrezas propias de las clases medias liberales, y que discriminan negativamente a los hijos de las clases subalternas.”