Michel Wieviorka: “Cabe calificar el primero de estos dos nuevos polos como social-liberal. Habla sobre todo de modernización, de apertura al mundo y a la economía de mercado, una economía tan global como sea posible y con las máximas dosis correspondientes de ortodoxia presupuestaria. Se halla siempre dispuesto a acoger inversiones extranjeras, así como reformas destinadas a desembarazar a la sociedad del inmovilismo o de las trabas que representaría la existencia de un Estado excesivamente presente u omnipresente, desfasado respecto de las actuales corrientes económicas. Posee unas miras culturales tan abiertas al cambio y la innovación —tal vez incluso más— como a la reproducción o salvaguarda de lo existente. En cuanto al segundo polo, podría calificarse de social-social. Habla, sobre todo, de protección, de solidaridad, de resistencia ante las fuerzas devastadoras de la economía mundial. Le interesa preservar la capacidad del Estado a la hora de hacer frente a los desafíos procedentes del exterior, factor que suele conferirle aspectos soberanistas, incluso nacionalistas, perceptibles sobre todo en Latinoamérica.” Las dos izquierdas actuales.