Me asusto de la cantidad de basura que genero; una bolsa de basura orgánica y una y media de plásticos al día; solucionar con ese ritmo de producción el problema del reciclaje-eliminación de los residuos es un imposible. Quizás en esto como en la energía debiera apuntarse por otro camino, como el que apunta Alberto Sotillo: “Los ecologistas nos aconsejan que la solución es un nuevo modelo de vida, pero no dan muchos detalles sobre el mismo. Y yo creo que es nuestro deber explicarlo, porque además tienen razón. La solución —el modelo— es renunciar a la segunda residencia en el campo o en la montaña, viajar en Metro o a pie al trabajo, decir adiós a los 200 kilómetros de atascos en el puente de mayo. Y recuperar aquel heroico modo de vida de los antiguos estoicos: pasar las vacaciones con la lectura —y traducción— del Polifemo de Góngora, que da para muchos meses y para el que basta la luz de una bombilla, que tampoco gasta tanto; renunciar a las azarosas navegaciones, y cultivar nuestro pequeño huerto sin más dispendios.
Pero me temo que éste no es un modelo muy popular. Cuando Rodrigo Rato dijo algo tan sensato como que los costes de la energía debe pagarlos quien los consume, la conclusión unánime fue que el presidente del FMI no debe de tener el plan de volver a la política nacional o no se le ocurriría decir algo tan insensatamente impopular. Hay que ser realistas. Quienes no asuman el estoico modelo de vida del ecologismo deben dejar de esconder la cabeza en un agujero.” Energía y estoicismo.