Comentarios

1. JMR
   2006-04-25 00:38

   Parece que el periódico le ha jugado una mala pasada ortográfica al autor: http://romera.blogspot.com/2006/04/exmen.html

2. Marcos
   2006-04-25 10:07

   Simpático, cuando menos. Ya he cambiado yo aquí el título, que la verdad copié y pegué sin siquiera fijarme en su ortografía.

   Saludos.

3. joseluis
   2006-04-25 19:08

   A ver, ¿no hay demasiado victimismo? Pareciera que sólo maestros y profesores ingresan en “la profesión” ilusionadamente; sólo ellos regalan horas con generosidad; sólo ellos se desilusionan, sólo ellos aumentan el número de sus canas; sólo … En resumen, lloriqueos de maestros y de profesores, pero respecto a otras profesiones, ¿qué tienen de específicos o de exclusivos?

4. Wallenstein77
   2006-05-01 00:30

   Hola a todos:
   Totalmente de acuerdo con el articulo. En otras profesiones tus clientes te pueden amenazar, te pueden insultar, te pueden humillar, los padres de tus clientes te pueden agredir, tus jefes dicen que son casos aislados y que la culpa la tiene el docente, que no debe denunciar, las administraciones no apoyan al profesor ni con medidas ni con medios, los docentes mas que profesionales de la enseñanza son guardianes de un almacen de trastos inutiles mientras los padres trabajan, tienen que lidiar con 30 alumnos cada uno de ellos diferentes cuando los padresno pueden manejar ni a sus propios hijos, etc. Todo es victimismo y quejas de un colectivo demasiado mimado.

   Saludos a todos.

5. Marcos
   2006-05-01 07:11

   Hace unos días leía en el paeriódico una noticia: la Asociación de asociaciones de APAS creía que las vacaciones de Semana Santa debían empezar en jueves y no antes; me parece bien. Lo que resultaba gracioso era la justificación: el temario era cada vez más amplio y no da tiempo a darlo. Y no se les ocurre una solución más sensata (por ejemplo, reducir el temario, lo que sería no sólo necesario sino imprescindible), sino que casualmente escogen una más que oportuna para ellos: tener a los niños fuera de casa tres días más (lógico también, pues mucha gente no tiene quién atienda a los niños).

   Saludos.

6. joseluis
   2006-05-02 15:52

   Es una opinión (una obviedad, más bien). Mejor enseñanza tendríamos si no se atiborrase a los ¿tiernos? infantes con tanta materia; si se les dejara jugar por las tardes y en sus escuelas y colegios; si en vez de esos horribles y desequilibrantes altibajos entre vacaciones y clases, hubiera menos clases y menos vacaciones; si los padres cesaran en la coún idea de considerar escuelas y colegios como aparcamientos de niños (y la tele hogareña, similar). Si …

7. Marcos
   2006-05-02 17:31

   Por ahí van los tiros… en mi opinión, uno de los grandes problemas de la enseñanza actual es la proliferación de materias adicionales y “secundarias”. Matemáticas, Lengua y literatura, Ciencia y Física, una filosofía bien dada… y poco más… Haz que la educación se centre en eso y enseñe algo de verdad (y no mucho de nada) y ya verás como el alumno crea sus propias armas para aprender después lo que le dé la gana. Un ejemplo que no me canso de repetir y que no es en absoluto anecdótico: Lengua y Literatura; en COU, asignaturas separadas, 4 horas semanales para cada una para abarcar el siglo XX en literatura; en 2 de bachillerato: 3 horas (de 50 minutos) a la semana para abarcar siglos XIX y XX en literatura, más el temario de lengua y, mucho más extenso que antes, el de “Comuniación”.

   Saludos.

8. joseluis
   2006-05-02 19:32

   Me adhiero. Y añado, las tropemil actividades complementarias para niños que no han dicho esta boca es mía ni quiero aprender y dominar ballet judo fúRbol inglés tagalo y jardinería antes de los quince años.

   Que las proyecciones y frustaciones de tantos padres tontos, las pagan los hijitos y así nos están saliendo tantos desequilibrados y tanta tensión dentro y gamberreo fuera de las aulas.

   El “defensor del menor” si lo hubiera, tendría algo que decir con esas agotadoras jornadas infantiles y juveniles (inclusive transporte de niños en autobuses), señalo también.