Marcos Ferreira Santos, ¿Y dónde queda la imaginación?: “En una concepción más ancestral, se tiene claro el papel fundamental de la imaginación material – aquella que se complace con las materias de la naturaleza, como el agua, el aire, la tierra y el fuego y que nos engendra, con el contacto corporal, potencias creativas-, al revés de la imaginación formal, que es aquella que juega con las formas abstractas: lógica, geometría, matemática… Por eso, la primera es la materia prima del humano creador y la segunda se convierte en la base de los procedimientos reproductores y mnemónicos.
Por eso, nuestra escuela occidental crea obstáculos a la imaginación material. En el reino de las cuatro paredes, horarios y control, no hay espacio para crear, sino para reproducir. De ahí su crisis permanente. En los espacios intersticiales, la vida circula como sobreviviente; en los corredores, en los portones, completamente fuera de las clases.”